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Controlar lo que decimos

Hermanos míos, no sean todos maestros entre ustedes, pues ya saben que Dios juzgará con más severidad a los que somos maestros. Todos fallamos mucho, pero el que no cometa errores en lo que dice ha llegado a la perfección y puede controlar todo su cuerpo.

Nosotros ponemos el freno en la boca del caballo para que nos obedezca y así poder controlar todo su cuerpo.

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